"Ríe y el mundo reirá contigo, laméntate de ti mismo y te lamentarás solo", Old Boy - KR vs USA.
Me he dado cuenta de lo poco que conocía el cine asiático más allá del estudio Ghibli y Miyazaki, de que dentro del cine oriental encontramos tantos estilos distintos y con tan pocos elementos en común que no se puede llegar a generalizar, y sobre todo, averiguar que había visto, sin saberlo, algunas películas coreanas y que haya crecido en mi un gran interés por el cine que se realiza en Corea del Sur.
Para entender por que el cine coreano es como es, hay que comprender por lo que ha pasado la sociedad coreana. Corea es un país que ha sufrido profundos cambios políticos y sociales en repetidas ocasiones, y en un período de tiempo muy breve. Por lo tanto, nos encontramos con una sociedad que quedó muy marcada por todo eso y que con la llegada de la guerra fría, en la década de los '50, quedo dividida en dos, Corea del Norte con una dictadura comunista, y Corea del Sur con una república pro-norteamericana. Las secuelas continúan teniendo el mismo impacto en la sociedad actual, y en la corea profunda encontramos todas las huellas de aquella guerra que selló el futuro del país. Todo esto tiene un punto oscuro y tenebroso que se ve reflejado de manera muy evidente en la filmografía de los directores coreanos.
Corea del Sur es un país tremendamente absorbente, que ha tenido muchas influencias tanto occidentales, japonesas o chinas, entre otras. Hay que tener también en cuenta la abrumadora presencia del ejercito militar americano y la gran influencia católica que han recibido. Las bases de la cinematografía de Corea del Sur se han forjado gracias a la porosidad del país, que le ha permitido absorber todas estas influencias, y a la profunda huella que dejó con su paso la guerra.
Por último, la incorporación de imágenes de archivo, con o sin voz en off, o incluso la reconstrucción de algún hecho, son elementos que se utilizan en muchas series y películas que están en formato de falso documental.
Actualmente encontramos muchas series que imitan está estética, pero no todas han convertido el documental en el elemento principal que mueve la historia. Muchas de ellas si que han tenido éxito por que utilizan de maravilla los recursos que explotan, o incluso rompen la cuarta pared de manera fantástica, como Modern Family y las intensas miradas de Phil Dunphi, serie donde utilizan tanto las entrevistas personales como las miradas a cámara, o en House of Cards, donde Frank Underwood interpretado por Kevin Spacey, consigue de manera asombrosa que la serie cambie por completo cuando se dirige a nosotros sin rodeos mirándonos fríamente. Son los momentos que hacen que estas series nos gusten tanto, y por ello The Office se merece todo el reconocimiento que ha tenido.
Las películas coreanas son un mundo en sí mismas y se caracterizan principalmente por una extrema violencia en sus escenas, que rechaza la manera clásica o la forma más habitual a la que estamos acostumbrados en occidente a realizarlas. Se trata de una violencia bruta y evidente, donde no hay cabida para las sutilezas e indirectas, y es un elemento fundamental dentro del estilo coreano. Aunque la temática que utilizan es variada, gran parte de las producciones surcoreanas se distinguen por sus fuertes dosis de crítica social, utilizando temas como el honor, la vergüenza, la familia o el tormento psicológico, mostrando con crudeza las vidas de sus protagonistas, y abordando los principales problemas de la realidad del país. Otro elemento característico es la peculiar forma que tienen de tratar el cine de género, que en Corea es una mezcla tremenda de géneros, donde todo es posible y no se quedan encasillados en los únicos recursos que éste les ofrece, si no que experimentan y fusionan géneros, creando infinitas variantes. Por ejemplo,
encontramos fusiones entre thriller, terror y acción, películas de artes marciales ambientadas en la época actual, un cine de gángster muy pulido y elegante, películas de sci-fi con temáticas políticas, e incluso una vertiente que se basa en la premisa de “que pasaría si...”. Al ser un cine que se basa en las influencias que han recibido, han podido elegir y combinar todo lo que los demás países les brindaban, adaptándolo a sus gustos y a sus necesidades. Por eso, al visualizar una película surcoreana no ves una copia de la cinematografía de otro país, porque ellos la han hecho suya, con una singular atmósfera oscura y un obsceno punto de vista.
Otro elemento clave en la filmografía de este país es el gran interés que ponen en hacer remakes de distintas películas, como películas de terror japonesas que tienen gran éxito en taquilla. Lo sorprendente es que siempre realizan las imitaciones de manera muy asombrosa y acertada. En definitiva, el cine Coreano está muy bien realizado, son grandes producciones de calidad que tienen muy en cuenta hasta el más mínimo detalle, es decir, que dentro de la industria son películas muy capacitadas y competentes. Es una cinematografía que destaca por su delicada estética y el increíble control que tiene sobre el ritmo. Por todo esto, el cine coreano es el cine asiático que más llegó a occidente en el boom de la década de los '90, y es porque consta de una serie de autores que son muy bien aceptados y comprendidos en occidente, como es el caso de Park Chan-Wook.
PARK CHAN-WOOK:
Park Chan-Wook es un director coreano que no tardó mucho tiempo en perfeccionar y definir su estilo, pero es a partir de su cuarta película que escribe y dirige en el 2000, “Joint Security Area”, cuando su éxito se hace notable. Esta película se convierte en uno de los filmes más taquilleros de la historia de Corea del Sur y lanza de manera inmediata su gran carrera como director, conquistando así al público de Corea del Sur y después arrasando en los festivales europeos.
Entre otras cosas si algo une a todas sus películas es la manera en la que nos presenta y articula los relatos, con un enfoque oscuro e incluso perverso de lo que sucede, tratando temas como la venganza o haciendo una crítica social, siempre explicando algo escabroso mediante atmósferas de suspense.
Esta singular manera de explicarlo todo dentro de un marco de impureza es un claro patrón que caracteriza la cinematografía coreana y es un elemento que nos confirma de manera incuestionable el origen del director. Todo esto juntamente con las temáticas elegidas, hacen que en sus películas y en la cinematografía del país se vean reflejados los principales problemas de la sociedad coreana de post-guerra que continúan imperantes en la actualidad.
Otro elemento que hace evidente las raíces del director es la forma que tiene de enseñarnos una escena de violencia. Son escenas interminables donde Park Chan-Wook nos brinda magnificas secuencias repletas de artes marciales y coreografías de cámara. Son momentos únicos de la película ya que no hay límites. Park Chan-Wook es partidario de llevar al extremo estas situaciones, donde incluso se podría decir que roza la perversión, y nos muestra de manera muy ingeniosa, con una cámara muy elegante y sutil, una brutal y sangrienta escena de violencia donde no queda lugar para la imaginación. Esta disparidad entre la bestialidad de lo que sucede dentro de la imagen y la elegancia con la que la cámara que te lo muestra, es uno de sus puntos fuertes y una de las claves de su cine. Todo esto sin dejar nunca de lado la fotografía, ya que en sus encuadres y composiciones se puede apreciar toda esa sensibilidad y delicadeza que la frialdad de la acción que se desarrolla en la imagen no tiene.
Todas estas características son claros elementos diferenciadores del estilo de Chan-Wook, así que cuando realiza la “Trilogía de la venganza” entre 2002 y 2005 todo esto se consolida. Las tres películas no comparten una relación argumental pero si de temática y de estilo, todas tienen la venganza, el dolor y la tortura como elemento que dirige las acciones y emociones. “Old Boy”, su segunda entrega, y la más exitosa de la trilogía, es una de las películas con las escenas de violencia más explícitas y directas del cine moderno. Llega a extremos surrealistas donde la violencia alcanza limites desmesurados. La intriga hasta el último segundo, el ambiente angustioso y opresivo, su arriesgada estética, y la no-linealidad de la narración, son características de la película que se afianzan y consolidan dentro del estilo de Chan-Wook.
Todos los trazos de su estilo hacen que rápidamente Park Chan-Wook se abra camino a Estados Unidos y realice su primera película en Hollywood en 2013, “Stoker”, un thriller psicológico con reparto americano, algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados. Con un vistazo rápido de la película no percibes ningún indicio de sus raíces orientales y queda de manifiesto la gran influencia de occidente dentro del cine coreano. No tiene ni artes marciales ni escenas de mucha acción, pero mantiene la estética a la que nos tiene acostumbrados y continua abarcando temáticas oscuras e incluso obscenas, como es el tránsito de la etapa de juventud a la madurez del personaje de India, que ocurre de manera muy perversa y su posterior evolución a asesina. “Stoker” no tiene un guión de gran complejidad, sin embargo, Chan-Wook consigue que la película supere las expectativas del espectador. Con una cuidada fotografía a mano de su compañero Chung-hoon Chung, con grandes encuadres y sutiles transiciones, logran de manera fabulosa dotar a las secuencias de una atmósfera sombría e inquietante, donde la incesante tensión se convierte en lo que impulsa la trama y atrae nuestra atención.
OLD BOY - KR vs USA:
“Old Boy” es una magnifica historia de violencia que nace a partir de la adaptación de un relato manga de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi. Las dos adaptaciones a la pantalla de este cómic tienen algunas diferencias dentro de la historia respecto al manga original, como la cantidad de años que el protagonista esta encerrado. En el manga, Shinichi esta secuestrado durante diez años, en cambio, en la adaptación de Chan-Wook, Oh Dae-su esta quince años, y en la adaptación americana de Spike Lee, Joe Doucett esta encerrado durante veinte años.
Esto también sucede con el final de la historia, donde cada director a decidido que el motivo que ha impulsado al enemigo del protagonista a secuestrarlo sea diferente. Por un lado, en la versión surcoreana, el causante de que Lee Woon-Jin encierre a Dae-su es por que siempre ha sido un poco bocazas. Lee Woon-Jin y su hermana, que provenían de una familia rica y muy acomodada de Corea, mantenían una relación de amor imposible, algo que para ellos estaba bien, hasta que Dae-su un buen día en el colegio los descubre, y esto provoca el rumor que impulsa el suicidio de la hermana de Woon-Jin con quince años, mismos años que Dae-su está encerrado. Por otro lado, en el remake americano, Adrian Doyle secuestra a Joe por que durante su etapa en el colegio, Joe vio a Amanda, la hermana de Adrian, manteniendo relaciones sexuales con un hombre mayor, y se lo contó a muchos compañeros. Más tarde se descubre que ese hombre mayor es el padre de ambos, y que mantiene relaciones incestuosas con Adrian y Amanda. Al hacerse publica la noticia, la familia Doyle vive un duro golpe y el padre de Adrian enloquece, y en un brote psicótico asesina a su mujer y a Amanda y se suicida. Adrian, como único superviviente, culpa a Joe de todo lo ocurrido y prepara la venganza perfecta durante el resto de su vida.
Ambas películas han conseguido ser muy dispares una de la otra. Considero que la adaptación de Chan-Wook contiene muchos elementos que la hacen más impresionante e impactante que la adaptación americana, la cual se ha quedado corta en muchos aspectos, es decir, que la película surcoreana es mucho más intensa que la americana. A favor de Spike Lee hay que decir que tener que adaptar al cine americano una historia asiática, con todo lo que eso conlleva, es muy difícil, ya que el espectador americano no está acostumbrado a lo mismo que el publico coreano, y creo que esto es lo que ha provocado que la película no sea un gran éxito, ya que se queda a medio camino de ambos extremos, es decir, con un pie en cada continente. Por que la gran pregunta era ¿cómo iban a adaptar las artes marciales tan destacadas del cine asiático al cine americano?. Es un gran dilema ya que “Old Boy” de Park Chan-Wook es un filme cargado de una extrema y explícita violencia que no tiene cabida de manera comercial en el cine americano. En este caso, han mantenido algo de esa violencia perversa que caracteriza a Chan-Wook, pero de una manera mucho menos impactante, ya
que nada puede compararse al momento en el que Dae-su le arranca los dientes con un martillo a otro hombre. Por otro lado, tener que competir con el ingenio y la calidad de las películas de Chan- Wook tampoco es un reto sencillo, y es algo que se aprecia al ver ambos filmes. En “Old Boy” de Spike Lee encontramos algunos elementos técnicos que la hacen notable como el travelling en la gran batalla, ciertos encuadres y angulaciones, pero el principal problema es que se tratan de una copia de los utilizados en “Old Boy” de Chan-Wook, cayendo así en el principal problema de los remakes, que nos den la sensación de que hay cosas que ya hemos visto. Sin embargo, Spike Lee lo lleva mucho más allá, incluso copiando elementos de atrezzo, vestuarios, inclusive la propia estética del notable director coreano, lo que para mi le resta muchos puntos a está producción americana que podría haber seguido otro camino distinto, intentando hacer una adaptación realmente americana de este manga, con un estilo propio y diferente, aportando elementos nuevos que la versión anterior de la película no tuviese, si no, no encuentro ningún motivo para hacer un remake.
Aún imitando elementos de la versión coreana, no consigue realizar un filme ni de la misma calidad ni con la misma utilización de la tensión y el suspense como lo hace Chan-Wook en su película. La película americana parece mediocre en comparación a la realizada por el director coreano.
Uno de los grandes logros de la película surcoreana es el impecable empleo del suspense. Pocas películas logran lo que consigue Chan-Wook, manteniendo al espectador enganchado sin parpadear durante las dos horas que dura la película. Esto lo logra mediante su magnífica manera de contener la tensión hasta el ultimo minuto del filme, gracias a la complejidad de lo que sucede y por como se va delatando la información en cuenta gotas durante el transcurso de la película.
Con una maravillosa estética donde cada plano tiene una gran calidad artística y estética, y con sus impresionantes transiciones donde todas las secuencias están unidas de una manera increíble, para el espectador no existen cortes y toda la película se desarrolla de manera fluida, sin parones, cada escena deriva en la siguiente y así consecutivamente. Todo esto son aspectos que elevan la película de Chan-Wook a otro peldaño, logrando que “Old Boy” se convierta en un clásico.
El remake americano que carece de todos estos elementos que hacen increíble la versión surcoreana, se coloca en un segundo plano, ya que no tiene ni el mismo ritmo ni la misma calidad visual que su competidora.
Otro elemento que distancia aún más ambas películas es el personaje protagonista. En ambas películas encontramos a un hombre atormentado que solo busca venganza y encuentra el amor en esa búsqueda. Sin embargo, Oh Dae-su se convierte en un personaje mucho mas verosímil y amistoso que Joe. Conseguimos identificarnos mucho más con él y aunque ambos tengan momentos de debilidad donde bajan la guardia y nos muestran sus sentimientos, en la película americana no son tan creíbles como en la coreana, ya que Joe es un hombre insensible y frió, en cambio Dae-su nos demuestra en todo momento este lado más emocional. En definitiva, Dae-su caé mucho mejor e incluso llega a ser gracioso algo que le falta a la película americana, un protagonista que guste al espectador y un toque de humor.
Elementos que cabe destacar son la fotografía y la música, donde ningún plano ni sonido carece de intención. Con el uso del color y la luz de la imagen consiguen plasmar de manera muy acertada las sensaciones y emociones del personaje, como la crudeza de la imagen cuando Dae-Su está encerrado. La elección del encuadre, angulación y óptica también determinan y puntualizan las emociones de los personajes. Esto es un elemento muy marcado en la película de Chan-Wook, ya que se ve claramente que esta utilizando y por qué. Como cuando utiliza una óptica angular y un plano más abierto para mostrarnos el malestar o la borrachera de Dae-su o si utiliza una óptica tele con poca profundidad de campo y un primer plano para mostrarnos la angustia y sufrimiento que padece el personaje.
El trabajo sonoro no queda relegado a un segundo término, ya que se convierte en algo fundamental en la película. Chan-Wook trabaja cuidadosamente el sonido, logrando que la música enfatice, contraste, o equilibre secuencias dependiendo de la intensidad de éstas, combinando voces, banda sonora, efectos y música intradiegética, logrando magníficas secuencias donde la banda sonora a cargo de Yeong-wook Jo, combina orquesta, vals y toques electrónicos, consiguiendo una ecléctica mezcla que combina a la perfección con las imágenes, como por ejemplo en la escena donde Dae-su le arranca los dientes a un hombre y suena Las cuatro estaciones de Vivaldi, algo que incrementa la tensión y crea un contraste exagerado entre la imagen y el sonido. Con los recursos de cámara y sonido, y gracias a la dirección de arte del filme, es como consiguen transmitirnos las tensiones y emociones de la película.
Un elemento que hace muy diferente una película de la otra, es el uso que le da Chan-Wook a los jump cuts, recurso muy recurrente a lo largo de todo el filme y que transmite de manera fabulosa el paso del tiempo en Oh Dae-su. También juegan con pantallas partidas, en momentos en los que me parece muy adecuado, como cuando vemos pasar los quince años que está encerrado Oh Dae-su, por un lado un televisor con las noticias, y por otro lado a Oh Dae-su preparando su huída.
Otro aspecto que definitivamente convierte a la película surcoreana en la que visualmente parece tener más calidad y presupuesto, son los increíbles movimientos de cámara, siempre muy elegantes y trabajados, que incluso atraviesan paredes, rejas de ventilación o unos palillos chinos que Dae-Su sujeta entre las manos.
En definitiva, son muchos los elementos que distancian ambas películas.“Old Boy”, de Park Chan- Wook, al contrario del remake de Spike Lee, es un filme que no sólo es entretenido y absorbente, sino que también consigue desarrollar e integrar dentro de la película, de manera fabulosa, un montón de elementos técnicos, estéticos y narrativos, con una gran destreza y armonía.