Estudio de estilo, Yasujiro Ozu.
Yasujiro Ozu (1903-1963) reconocido director japonés, cuya obra, en sus comienzos, tanteaba el experimentalismo, pero que, en un paulatino, pero continuo progreso, empezó con la absorción de los métodos hollywoodenses y concluyo con la instauración de lo que sería su peculiar estilo.
Para comprender su obra y la temática recurrente en sus filmes, debemos tener en cuenta el contexto del Japón de esa época y adentrarnos, en cierto modo, en algunos conceptos del psicoanálisis de Freud. Por un lado, debemos saber que “las circunstancias políticas de Japón eran muy complicadas y que Ozu llego a verse incluso sumergido en la campaña política de Manchuria durante el servicio militar durante 1037 y 1939”1. Por otro lado, que las consecuencias de dicha situación política, como la pérdida de los valores tradicionales y la creciente desintegración de la familia, caracterizan “el nuevo sentido de su obra y sirvieron de objeto de reflexión para Yasujiro Ozu, que asistió a una profunda revolución de la vida de su país”2. Partiendo de este punto, entendemos el contexto en el que Yasujiro creo sus películas y por tanto, somos capaces de entender el por qué de los entornos familiares desestructurados que Ozu nos sugiere continuamente en sus filmes, como la visión negativa del matrimonio o la desaparición de la figura paterna, y la elevada reminiscencia hacia la cultura japonesa más tradicional.
Otoño Tardío nos explica como la gran influencia de la cultura japonesa tradicional y la obligación del cumplimiento de sus valores, como el matrimonio, el relegar la toma de decisiones y el papel de la figura femenina a un segundo plano están aun muy arraigadas. Tras el fallecimiento de Miwa su mujer Akiko, ahora viuda, debe encargarse ella sola de su hija Ayako. Por su parte los amigos del fallecido piensan que Ayako esta en edad de casarse, por lo que buscan un pretendiente para ella. Ayako se niega a contraer matrimonio lo que desemboca en la decisión de encontrar un nuevo marido para su madre Akiko, y así, Ayako también se casaría. En tramas paralelas a esta también quedan patentes los rasgos nombrados anteriormente, como el papel secundario de la mujer respecto al hombre dentro de la cultura japonesa y el machismo, puesto en práctica por todos los hombres y asumido por las mujeres. Como en la escena en la que los tres amigos del fallecido, dos de ellos casados, comentan que Akiko les parece muy atractiva o la gran importancia de casarse con alguien de buena familia antes de que se pase la edad idónea para ello.
Tanto en Otoño Tardío como en el resto de sus filmes, observamos algunos conceptos que podríamos relacionar con el psicoanálisis, concretamente con el complejo edípico que sufre la juventud de esta película. El complejo de Edipo “se define como la representación inconsciente a través de la que se expresa el deseo sexual o amoroso del niño”3, surge según Lacant en el estadio del espejo donde se dice que todas las personas al nacer no se reconocen a si mismas como un ser totalitario, una persona, todo esto ocurre por primera vez cuando el niño se mira en el espejo y percibe su imago corporal completo, es decir, su yo, y reconoce la figura de la madre como semejante y modelo visual a seguir.
Dentro del film encontramos dicho complejo enfocado de distintas formas, dependiendo del personaje y su entorno. Según Freud, se describen dos situaciones distintas en las que se puede presentar el complejo de Edipo, por un lado, el complejo positivo, el cual según Freud, se define como odio o rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo y atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto. Este caso lo encontramos en la actitud del hijo menor de uno de los tres empresarios, que hace burlas a su padre en contraposición a la buena actitud que tiene hacia su madre. Por otro lado, el complejo de Edipo negativo, que se define como amor hacia el progenitor del mismo sexo, así como rivalidad y rechazo hacia el progenitor del sexo opuesto. Este sería el caso de Akayo, que respeta a su madre y se siente responsable de ella, quiere continuar a su lado y rechaza la idea del matrimonio, es decir, que rechaza la figura masculina dentro del nuevo circulo familiar.
Yasujiro Ozu fué un director muy constante a lo largo de su vida y una vez ultimó su estilo se mantuvo fiel a él. El estilo de un autor se compone de todos aquellos aspectos tanto estilísticos, posiciones de cámara o colores utilizados, como narrativos, por ejemplo las temáticas que se suelen utilizar, que lo caracterizan y lo diferencian del resto. Como he dicho anteriormente, Ozu empezó en la industria tanteando distintas temáticas y experimentando con la cámara, hasta encontrar los elementos con los que estaba cómodo explicándonos sus historias, llegando así a desarrollar el singular estilo que lo hará inimitable. En los inicios de su carrera Ozu utilizaba una cámara mucho más dinámica que poca poco fue sustituyendo y dejó aparcada con el paso al cine en color. Se decantó por una cámara completamente fija que caracterizará su carrera convirtiendo su obra en cine de autor.
Ozu es considerado un autor único e inconfundible con una estética que asombra a todos los que ven sus películas por primera vez. Sus filmes brillan por su singular elección de recursos compositivos por encima del propio contenido de la película. Algunos de los elementos más recurrentes y distintivos del cine de autor de Ozu abarcan desde la ausencia de movimientos en la cámara hasta la gran cantidad de planos vacíos (sin personas) que aparecen.
Su estilo, exquisito por su simplicidad, se caracteriza principalmente por la elección de una cámara en ligero contrapicado, “muchos de los planos filmados con la cámara colocada a 90 cm del suelo, es decir, desde el punto de vista de un adulto sentado en un tatami”4. Para algunos esta era la altura moral del propio Ozu. Él escogió algunos temas algo melodramáticos en sus películas pero, a su vez, también evita y restringe los movimientos de los personajes, por lo que en casi todas las situaciones del filme el tono de las conversaciones es el mismo, y por supuesto, carece o apenas existen las escenas de violencia o dramatismo.. Por otro lado, el repertorio de planos utilizado es muy limitado, utilizando más habitualmente el plano general, el plano medio de una persona sentada, y el plano medio corto, de cabeza a hombros. Pero nunca utilizando el primer plano.
Los dos recursos más singulares y curiosos de Ozu son, por un lado, la extraordinaria manera en la que se nos separan las escenas, nunca utilizando signos de puntuación como fundidos o barridos, sino que en vez de ello, como ya había apuntado anteriormente, utiliza una serie de planos vacíos, o los pillow shots, en los que no aparece ningún personaje, y que sirven como telón entre una escena y la siguiente, creando, a mi parecer, un ritmo único en el que cada escena es un nuevo espacio que merece ser enseñado por si mismo. Por otro lado, la asombrosa elección de la posición de cámara en todas las conversaciones de la película, es decir, que en el momento de realizar el plano contra plano de cualquier situación coloca la cámara siempre en el eje de miradas, provocando que los personajes prácticamente estén hablando a cámara o a un punto muy cerca de ella.
Así consigue tener a los personajes siempre de frente y jamás filmarlos de perfil, lo que provoca que cada vez que se cambia de personaje, el cambio de posición de cámara provoca cierta confusión dentro del espacio de la escena y en la dirección de la mirada de los actores. Todos estos rasgos elevan la obra de Yasujiro Ozu a otro nivel, afirmando que todo su trabajo reside dentro del cine de autor.
Ozu ha conseguido crear una experiencia visual en la que el espectador no es un mero espectador sentado en una butaca, si no que llega a participar en las conversaciones y de cierto modo se siente que está sentado de rodillas en el tatami. Todo esto gracias a las elecciones de posición de cámara y en la manera de rodar los planos contra planos, algo que nosotros estamos acostumbrados a rodar de forma muy distinta, utilizando posiciones de cámara fuera del eje de miradas. En definitiva, Yasujiro Ozu es un gran maestro con una visión única del cine, que junto ha algunos directores como Bresson y Carl Dreyer, han creado una forma cinematográfica común; el estilo transcendental. Así se denomina al estilo própio de Ozu, donde se ha llegado a fusionar “el deseo de expresar lo metafísico y el modo de ser el propio medio cinematográfico”5.
-
The cult “El cine y la vida de Yasujiro Ozu” (http://thecult.es/Cine-clasico/el-cine-y-la-vida-de-yasujiro-ozu.html)
-
The cult “El cine y la vida de Yasujiro Ozu” (http://thecult.es/Cine-clasico/el-cine-y-la-vida-de-yasujiro-ozu.html)
-
Una pizca de cine, música, historia y arte “El complejo de Edipo” (http://unapizcadecmha.blogspot.com.es/2012/12/ el-complejo-de-edipo.html)
-
Biografias y vidas “Yasujiro Ozu” (http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/ozu.htm)
-
SCHRADER, Paul El estilo transcendental en el cine: Ozu, Bresson Dreyer. Ediciones JC Clementine 1999